26/8/06

Un guante negro y otro de rejilla

Ruido de panderetas. Buenas tardes desde el refrigerador de sueños. Ahora que todo lo bueno se había vuelto de piedra, era el momento de cerrar el pozo de los deseos, para que nada ni nadie cambiase. Pero ya sabes cómo es la naturaleza humana: equivocada y asquerosamente sincera.

Estoy descubriendo nuevas partes de mi paraíso de andar por casa. Hogares de roca y madera. La música ska suena de fondo, una chica sacude sus ropas en la ventana, un clon de Bisbal juega al diábolo como cuando todos éramos niños, mientras esquivaba al perro más vago del mundo. Pero la música de banda perturbó aquella anormal normalidad.

Las descripciones sobran. Una delicia para los ojos, un tormento para la cordura. La anarquía nunca había sido tan dulce. Miel en los labios de quien podía saborearla. Debe estar buena, pero no fui yo quien se la tragó. Fue otra, de mi gremio, no obstante. ¿Es que las luces en los ventanales me inquietan? Un cuerpo sin sangre se descolgó de allí hasta el suelo... dulce savia...

¡Y pelos de loca! ¡Y guantes de rejilla! ¡Y zapatillas de Punky Brewster! ¡Y fronteras! Pará... Hay cosas pendientes, y me da miedo enfrentarme a ellas. Con que mi ciudad se fuese a la mierda una vez ya tuve suficiente. Quizá una carta, quizá algo más rápido, una electrocución o una inyección letal. Así de impredecible es mi vuelo. Al menos alguien es capaz de apoyarme, alguien que suba conmigo a los campanarios, una persona que me acompañe a las pozas a oír una cascada de champú, un sonido de nueve semitonos... una persona con quien dormir y soñar juntos... un deseo que encerrar por el bien de todos.

Originalmente publicado en http://memoriasdeunquetzal.bitacoras.com .


Dikers - Las noches que me inventé
http://www.youtube.com/watch?v=FbGfEZCjz4E


Si soy capaz, me vuelvo a resucitar
en medio de una canción.
Si lo hago mal, no dejes de susurrar
que no hay sitio en tu colchón.

Mi corazón a punto de caducar
de estar esperándote,
y en el balcón sufría como un cristal.
Antes de que despierte
mis sueños se van a ahogar.

Mejor callar y hacer del cielo un desván
y que nada sea como ayer,
y acariciar la sombra del pedestal
donde un dia te encontré.

Ningún ritual me vuelve a la realidad
como hizo aquel revolcón.
Que si no estás me empacho de libertad,
se vuelven las noches largas
y de amargo y racio sabor.

Y ya lo ves, soy fácil de convencer
con besos robados de un todo a cien
que dejo esparcidos por el arcén.
Y otra vez a revolver en las noches que me inventé
de contenedores llenos de miel,
que van calle abajo de un puntapié.

20/8/06

Manzanófilo

Después de un par de vueltas por mi pequeño paraíso, llegué a la conclusión de que se viaja mucho mejor cuando vas sentado. Descendí a las profundidades, allí donde el aire se vuelve agua, donde la luz es gris y los sonidos son los aullidos de las vías. En el infierno habían puesto taquillas.

Subí a la línea seis, la circular, la más interesante de todas. Un chico de pelo azulado y ojos rasgados leía un libro... "Watashi wa algo". Nunca comprendí bien quién era, mis conocimientos de japonés eran muy escasos todavía. Todo el mundo bajó en la siguiente parada, todos menos dos personas y este cuerpo que veo cuando levanto mi mano. Una chica, pelo moreno, caracoles por todo el cuerpo, intento vano de provocación sexual a los quince años, maquillaje oculto por unas gafas de sol; un chico, lo unico que tiene en común con la otra extraña en ese tren era el color del cabello. Su cuerpo cubierto por una ropa en desacuerdo con la personalidad que se leía en sus ojos (vaya asco de vida, todos son unos falsos), tapados también tras unas lentes. ¿Mentían sus ojos o sus lentes, o acaso su vestimenta?

"Ding, dong ding. Próxima parada, Escondite". Fui sacando mi MP3 con música setentera y mi navaja de afeitar. La voz de mi interior susurraba que iban a rodar orejas, así que la amordacé en el pequeño columpio del centro del ático... no quería escucharla más. ¡Sí, lo sé! ¡Es un ático, y estaba reservado para otra persona, otra babosa de esas que me juraban que yo cantaba bien! Palabras remotas en lo hondo de mi garganta, putadas al viento de vuelos libres, afonía del pájaro que llevo dentro. En el fondo, las manzanas crudas están más ricas que las de repostería. ¿Era yo el que sorbía tus lágrimas? ¿O eras tú la que engullía mi repugnante pena? Un año de lucha a pedradas verbales para volver al mismo punto de partida...

Y volver, volver a tu lado, para volver a despegar, y volver al valle donde dije que me rendía, tres veces al ritmo de pax avant. No sé lo que tienen las vísperas, que siempre las fastidio a más no poder. ¡Espera! ¡Mi compañero de vagón! Allí está, elucubrando sobre viejas dudas del pasado umbrío, de cuando los veintisete eran una edad temida pero ansiada... Mi comida se enfría...

Originalmente publicado en http://memoriasdeunquetzal.bitacoras.com .


Maná - Refrigerador
http://www.youtube.com/watch?v=XNKPran5nBw


Llego de la fiesta muy frustrado pues nada cayó.
El sol quiere salir me le adelanto para ir a dormir.
Inanición me invita a ver que encuentro en el comedor.
Abro yo la puerta y veo una nena en mi refrigerador.

La saco cual paleta esta muy tiesa a punto de morir.
Le llamo al doctor para ver una cura que la haga revivir.
La meto en la tina llena de agua que esta en ebullición.
No se descongela, está bloque, no tiene expansión.

Ahí está, una nena en mi refrigerador, ¿quién la metió ahi?
Ahí está, con la piel morada, desolador,
¿quién la metió? ¿O sola entró?

Desnuda bajo el hielo el azul le pega muy bien.
Golpeo martilleo y el hielo no quiere ceder.

La voy a lanzar por la terraza o voy a ponerla al sol,
la voy a poner sobre la estufa o voy a abrazármela,
la voy a meter dentro del horno.

13/8/06

Basura, roña, mierda

Pues eso, bienvenido a la selva. Un cartel anunciaba "No tires la basura al suelo, lo natural es limpio". Mira a tu alrededor. Excrementos de algún animal te mandan estímulos olorosos bastante agradables, y el cadáver de un ave te mira con unos ojos inexpresivos. Allí sólo aguardaba un mensaje de paz y de calma, mantenido mientras algún ser carroñero le mordisqueaba las alas. ¿Limpio? Y una mierda...

La civilización había llegado a la selva. En apenas unos días, el bosque que respiraba con la tierra había pasado a ser una inmensa jungla de cristal, hormigón y acero. Nueva Jerusalén, rebautizada ahora como Nuevo Xibalbá, nos daba los buenos días a las once de la mañana, cuando el sol comenzaba a verse por las arterias de esa ciudad sin día ni noche, sin vigilia ni sueño. Retozados como siempre en esa cama que no sirve para dormir sino para hacer realidad los sueños, no podíamos imaginar otra cosa que no fuera salir a ver nuestro nuevo mundo, ese paraíso que el Arquitecto había levantado para nosotros. Sólo un castigo por nuestros anteriores excesos. Prohibido ir al parque de los manzanos por la noche.

Los efluvios alcohólicos de la luz azulada con que se iluminaba este parque llegaron a las puertas de mi mente y las cerraron a cal y canto. Lo que allí estaba, allí se quedaba, bueno, malo o simplemente perecedero, tanto daba. Allí permanecerían los sueños de maíz, los planes de áticos en la ciudad de la cuatricromía, las llamadas indecentes a horas aún más indecentes, los intentos de cambiar lo inexorable... ¿Por qué intentar evadir tu destino? Fácil. Porque yo no creo en el destino. El caso es que hay situaciones en las que uno sólo puede encontrar una respuesta mínimamente lógica suponiendo que existe un libro del futuro escrito y por escribir. Conclusión: la respuesta correcta es la no lógica.

Pues eso me pasó a mí, que paseaba por mi ciudad resurrecta cuando me encontré por allí una tienda de campaña. ¡Vaya, yo me acuerdo de esto! Sí, la misma donde sucedieron aquellos acontecimientos que desencadenaron la destrucción de Nueva Jerusalén... algún asiduo de este diario de peregrino sabrá a lo que me refiero... Y, bonita la vida, allí me encontré el mismo calor nuclear que había meses atrás... pero todo era distinto. Allí había personas, no ondas, sentimientos, no mentiras. Si se enteran, que se enteren con razón. No pienses. Disfruta. Siente. Y si puedes, experimenta las cosas raras que se te pasan por tu cabeza. Da igual lo que hagas, lo importante es que lo hagas. Y que no vuelvas a tu Gran Hermano de andar por casa con un bote de mierda debajo del brazo.

El grupo de limpieza se apresura... "¡Basura! ¡Mierda! ¡Roña!" ¿Cuál de las dos tiendas de campaña tiro a la bolsa negra? Es que no tengo claro la que más me gustó. Mientras lo decido, seguiré comiéndome mi manzana prohibida.

Originalmente publicado en http://memoriasdeunquetzal.bitacoras.com .


Los Fresones Rebeldes - Al amanecer
http://www.youtube.com/watch?v=XNKPran5nBw


No es que me emocione otro amanecer,
es que es el primero en que me vienes a ver,
es que yo ya no quiero verlo sola otra vez,
es que sola no tiene gracia ni placer...

Cuando tus ojos se fijan en mí,
vivo mil aventuras sin salir de aquí.
Si te miro no puedo parar de reír
porque sé que tu mente no es lo que yo vi.
Pídeme lo que quieras y diré que sí,
pide una tontería pero nunca...

Es que si estás cerca me siento mejor,
desde que te conozco estoy mucho mejor.
Sé que puedo amarte todavía mejor.
Quiero que me ayudes con la respiración.
Si me caigo al suelo ya no siento dolor,
si te beso y bebo no distingo el sabor.

No me faltes nunca,
yo tengo derecho a ser feliz.
No te vayas lejos,
lejos es muy lejos para mí.

¿Dónde vas? ¿Volverás? Dime que me llevarás.
Quiéreme, bésame, déjame tu huella al amanecer.

8/8/06

La resurrección de las piedras

Veinticinco capas de pintura. Eso es lo que necesitan las miserias humanas para ocultarse... Las veinticinco capas de tierra fértil ya habían sido vertidas sobre Nuevo Jerusalén para cuando yo volví de mi subperegrinación hacia el paraíso. La expedición, evidentemente, había fracasado: en el Cielo no había nubes ni dioses, sólo fuego, del mismo que se encendía en mí cada vez que alguien maullaba o me llamaba de usted.

Yo buscaba al Arquitecto por un móvil, pero él vino a mí, megáfono comunista en mano. Los suelos de Palencia se tiñieron de sangre y hiel aquella tarde de las incertidumbres. Pero me dio la respuesta, menos da una piedra. Sí, tal como pensaba... los dioses sólo nacen en tierra firme. Tierra de veinticinco vueltas de humus, minerales y agua de manantial. Y yo soy un caso, a mí no me crecen los dioses, a mí me crecen duendes.

Las esperanzas de mi pequeña ciudad se disolvían entre ríos de ron que fluían por las aceras y líquidos corporales de consolador y esposas. Los diablillos flotaban en el ambiente, uno en cada esquina, buscando botellas de agua plastificada. ¡Ilusión, ilusión! Por allí andaban mis lágrimas, por entre las calles que renacían a medio camino entre fénix y quetzal.

El corazón verde del cielo así lo había querido. La ciudad no había regresado, pero sí una selva gigantesca como nunca se había visto tras un incendio. Allí, entre los árboles de pluma, se erguían las pirámides. De piedra. Como todo lo que se endurece tras una conversación plagada de tartas de manzana.

La selva... bonito lugar para quien vuelve a ella. Saqué mi machete. Iban a rodar cabezas, a falta de órganos más dolorosos. Hmm, obsidiana y sangre, deliciosa mezcla.

Originalmente publicado en http://memoriasdeunquetzal.bitacoras.com .


The Raveonettes - Love in a trashcan
http://www.youtube.com/watch?v=EqhCNx7CrLc

If you touch that girl
you know it's okay.
People say she's a whore anyway,
I think she looks like a nice vamp
Looking for love in a trashcan.

If you kiss that girl you won't be caught dead,
she's the coolest girl you think you ever met.
I think she fits right into my life
on the road till the end of time.

Now the time is right and you feel the need
to go down low and receive a treat.
The jukebox churns out songs about sex.
Come on baby, you're my best fix.