29/7/07

Llueve hacia arriba

La batería seguía golpeando en el piso de arriba, cemento que protegía un resquicio donde vivir. Niaboc, desconcentrado por el arrítmico susurrar de las gotas de lluvia que caían a sus lados, desconcertado por los ángeles que entre mares de aire nadaban, se desmoronaba. Apenas un poco de pegamento en sus manos para olerlas y olvidar lo sucio de la lírica le hacía obviar un sentimiento cada vez más perfectamente infranqueable.

El rasgar de sus ojos contra una partitura escrita en las luces de la ciudad, que se reflejaban en los turbulentos espejos de ese día, le hacía escudriñar su guitarra para hacerla gemir con unas notas que no encontraba. Las luces, pensaba Niaboc, son bonitas al escucharlas, al mover el cuerpo con el mismo compás de su tintineo. Él no sabía bailar (las danzas son para los chicos), y las artes amatorias no eran su estilo de vivir.

Quizá tan sólo su deseo de hacer un arte de su existencia era lo que mantenía a Niaboc con un último hilo de argumento en su corazón. El resplandor que veían sus ojos cuando era capaz de reir ante lo inevitable, ante el porvenir ajeno y el pasado propio. Los dulces olores que se le escapaban en el momento de hacer una broma, un juego de palabras, un truco de magia incompleto. El más simple arte de seducir a otra persona con el único verso de un poema inconcluso...

No hay nada más penoso para un artista que la comprensión de sus obras. Niaboc acababa de comprender su vida, el sentido de su sonrisa oculta en la tormenta estival. Buscar un hombro prestado para llorar, leer las elucubraciones antipáticas de quien mira hacia los lados al cruzar una carretera y sorprender a esa facción humana (en el mal sentido de la palabra) encontrando el punteo perfecto para una noche de celos y soplidos. Y vuelta a empezar. Sobrevivir a la vida, sobrevivir la vida, mirar hacia delante y ser aquello en lo que se había convertido para sus conocidos: una persona fuera de lo común, una persona que odiaba ser persona.

Con el frío de finales de julio, su mano se había agarrotado, así que paró su melodía en un momento. A la derecha estaba el mar; a la izquierda también. El cemento de aquel puente también quería desmoronarse.

Originalmente publicado en http://memoriasdeunquetzal.bitacoras.com .


The Sunday Drivers - Do it
http://www.youtube.com/watch?v=QRIQmpDaLXc


Never heard from you "I'm doing fine",
you get depressed or you are on cloud nine.
You look tasty or a sorry sight,
shine your light.

Never heard you singing on my mind
and never heard you humming a melodic catchy line.
You just give me one thing back, so shine your light.

I can see it in your eyes,
you are different and you know it right.
Any given Sunday, any time,
shine your light.

If I didn't love you as much as I do,
I don't know what I would do 'cause I've never not loved you.
You just give me one thing back,
so shine your light.

Do it, do it,
put yourself in my place.
Do it, do it, do it.