(Un ventilador filtra los rayos de luz solar que entran en la habitación. Da vueltas. Gris hormigón a doquier, el techo es gris también, gris acero. Una mesa de madera, no una mesa de despacho, una mesa de esas rectangulares de toda la vida. Sobre ella, agua en dos vasos. No hay sillas. No se necesitan sillas cuando has comido en el suelo. El cemento está gélido, arrodillarse ante la mesa que yace ante nosotros será la mejor opción).
ADRIÁN: No vaya a ser que se cabree.
JAEYA: Su ira podría ser lo último que veamos. Pero tranquilo, viviríamos el tiempo suficiente para sentir sin ojos cómo devora nuestras entrañas.
ADRIÁN: Antropofagia bendita...
JAEYA: En el seno de Dios aguarde.
ADRIÁN: ¡Qué bonito! No sabía que fueras cristiano. ¿Te remuerde la conciencia por beberte el agua bendita?
JAEYA: Nunca me convertiré, sabes que seguiré mis creencias hasta que llegue el momento adecuado.
ADRIÁN: Eso es normal, después de muerto no tendrás tiempo de arrepentirte. Al menos no de eso.
JAEYA: Quizá halle la libertad tanto tiempo ansiada. Pero para eso no requiero ningún Dios de paja y carbón.
ADRIÁN: Es verdad, sólo necesitas amarte como a tu prójimo. Un dilema para ti, que eres un asesino. ¿A quién clavarás primero ese puñal?
JAEYA: Si no se lo clavase primero al Hombre de los Caracoles, no sería un asesino. Insinúas una mínima posibilidad de cambiar mi destino en tus palabras, un mero gesto de improvisación...
ADRIÁN: No me malentiendas. Sigo siendo tan pesimista como siempre. Carnicero naciste, carnicero morirás. Cuánta carne cortes, ni siquiera éso es predecible.
JAEYA: ¿Y qué más da? Jamás sabré cuánta será. Demasiadas cosas que no sabré nunca...
ADRIÁN: Bueno. Es relativo. Todo depende de lo que quieras.
JAEYA: Claro. Es como cuando te tiras un pedo y huele mal.
ADRIÁN: Sí, su padre decía que vivía a lo loco.
JAEYA: Y ahora somos amigos...
[...]
ADRIÁN: ¡Jippi kay jey, hijo de puta!
(El Hombre de los Caracoles entra. Los gemelos Alimaña se miran. ¿Un trío, a estas alturas de la vida? Mejor un monólogo. Eres experto en eso).
HOMBRE DE LOS CARACOLES: Lo sabéis. Un diálogo no acaba. Al menos, no acaba aquí. Simplemente... se le ponen puntos suspensivos. Las palabras al aire saben mucho mejor. Decía vuestra extraña en un tren que el mundo es como un gran teatro, y los hombres y las mujeres no son sino actores. Lo sabéis (cacofonía al canto). Nos ha tocado el papel de enamorados. ¿Cambio de roles? Esta obra no se pospone. No me da la gana. Apaguen las luces, abran el telón, rompan filas.
[........]
Originalmente publicado en http://memoriasdeunquetzal.bitacoras.com .
Nena Daconte - En qué estrella estará
http://www.youtube.com/watch?v=qZ1H-e8Z-LY
He creado un ángel verde y gris,
que se pasea de noche, no lo puedo ver.
Está donde la luz que dicen que hay,
donde terminan los sueños de la realidad,
donde se escapan los niños si no quieres más,
donde se ahogan los gritos de mi mitad.
He creado un ángel verde y gris,
a veces le hablo bajito, por si está.
Le busco por la calle del caminar.
A veces le echo de menos si tú no estás,
a veces tengo que hacer de tripas corazón,
a veces tengo que huir, porque no puedo más.
En qué estrella estará, para cuidar de él.
Me pasaré la vida sin dormir.
En qué estrella estará, mi dulce corazón,
porque me roba la vida y la razón.
Dime quién vendrá a ocupar su lugar,
por qué mis sueños se rompen de golpe.
Quiero irme con él