27/9/07

La traca final

ADRIÁN: Yo qué sé. Estoy confuso. No es que se me haya olvidado el camino, es que creo que nunca hubo un camino.

JAEYA: Algo así como lo de Machado, supongo.

ADRIÁN: No. Machado decía que había que andar para trazar el camino. Yo digo que no hay que andar, sólo dejar que el viento te lleve por los páramos de la conciencia.

JAEYA: Ese talón no tiene pinta de haberse dejado flotar en el aire, como un muerto en el agua.

ADRIÁN: Por eso. Es que me he cansado de andar. De dibjar caminos en un suelo embarrado. De decir "mejor por el charco". ¿Nunca te ha pasado que te sientes como en el borde de un desfiladero?

JAEYA: Claro. Se está acabando todo. Es como aquella enferma terminal en el cine. Veía un trailer y tan sólo podía preguntarse si podría llegar a ver la película completa. Como leerse un libro al que le han arrancado las páginas finales.

ADRIÁN: Como si estuviera a punto de cambiar mi vida y tan sólo quisiera una traca final, compartir un buen momento con alguna persona... Eso has sido. Una traca final. Algo para guardar en ese arca de los buenos recuerdos de mi vida. Lo siento por la despedida, pero recuerda que el camino está ahí para eso: para encontrarte a las personas que quieres y que están en tu corazón.

Originalmente publicado en http://memoriasdeunquetzal.bitacoras.com .


La Oreja de Van Gogh - Deseos de cosas imposibles
http://www.youtube.com/watch?v=QRIQmpDaLXc


Igual que el mosquito más tonto de la manada
yo sigo tu luz aunque me lleve a morir,
te sigo como les siguen los puntos finales
a todas las frases suicidas que buscan su fin.

Igual que el poeta que decide trabajar en un banco
sería posible que yo en el peor de los casos
le hiciera una llave de judo a mi pobre corazón
haciendo que firme llorando esta declaración.

Igual que el mendigo cree que el cine es un escaparate,
igual que una flor resignada decora un despacho elegante,
prometo llamarle amor mío al primero que no me haga daño
y reir será un lujo que olvide cuando te haya olvidado.

Pero igual que se espera como esperan en la Plaza de Mayo
procuro encender en secreto una vela no sea que por si acaso
un golpe de suerte algún día quiera que te vuelva a ver
reduciendo estas palabras a un trozo de papel.

Me callo porque es más cómodo engañarse.
Me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase,
y aunque otro me acompañe,
en silencio te querré tan sólo a tí.

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